El sexo de la risa

Primero:
Mi bolígrafo, quiero mi boli.
Mi caja de música,
todo el dinero que te presté,
 la llave de mi coche,
el llavero que va con ella
y cualquier tipo de estupidez que en algún desorden de consciencia se me hubiera ocurrido darte.

Segundo:
Quiero los cinco últimos años de mi vida.
Devuélvemelos, ¡Ya! Déjalos bajo la puerta,
y ya que te pones deja también las llaves de (mí) casa.
Quiero todos los conciertos a los que no pude ir por tus celos
 y tus manías, y quiero todas tus copas de más.
Devuélveme los domingos, que son míos.
Y las mañanas de los lunes, que estoy muerta de sueño.
Puedes decirle a tu madre, que se meta ese puesto en su empresa por donde le quepa.
Y después con más tacto que se está bien gorda.
Cuando vengas,
no olvides coger las últimas quinientas noches.
 No me has dejado dormir ninguna de ellas.
Déjalo todo sobre la alfombra de la entrada.
Que todas mis cosas tapen las once letras de "bienvenidos",
como las taparán todas las idiotas que cruzarán de mi puerta a mi cama,
de mi cama a mi puerta.

Y por último:
Respecto a mi corazón; puedes quedártelo, creo que vivo mejor sin él.

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